lunes, 29 de diciembre de 2014

FELICITACIÓN VIKINGA

Como recuerdo a las salidas en las que hemos participado a lo largo del 2014, dejo esta felicitación con el deseo de que el 2015 nos traiga lo mejor para nosotros y para todas aquellas personas que nos rodean.


Feliz Año Nuevo 
y a seguir pedaleando



by Gerar

viernes, 26 de diciembre de 2014

OPERACIÓN TURRÓN: Fase 1, hasta BRUNETE



Con el cielo azul y -2º de temperatura ¿quién se atreve a subirse en una bicicleta?. Pues como suele siendo habitual, algunos vikingos que prefieren esas condiciones a los cálidos edredones. Y como son pocos los que deciden  disfrutar de una increíble mañana ciclista, deciden no batallar y recorrer territorios conquistados. La propuesta es realizar un recorrido circular para llegar a Brunete con el fin de ir recordando a los cuerpos que la vida no es solamente comer asado y engullir turrones.

A las 10 de la mañana se reúnen en la Urbanización El Bosque (Villaviciosa de Odón) Jorge, Juanjo y Gerar y bajando junto al antiguo Colegio Virgen del Bosque empiezan a revisar senderos e inician el recorrido en sentido de las agujas del reloj, pasando junto al campo de golf. Los primeros senderos que sortean están embarrados pero, por suerte, el barro esta congelado.

Tras sortear la M-501 y rodar por un tramo del camino de servicio bajan hasta un pequeño puente que salva el Arroyo de la Vega y se introducen en un espeso pinar cuyos senderos calientan las piernas hasta que bajan a la orilla del Río Guadarrama. Los senderos en esa zona son espectaculares: estrechos, sombríos y cubiertos de hojas. El dibujo sinuoso de su trazado y el barro congelado les hace no descuidarse y tras 14 kilómetros se plantan junto al Puente de Hierro para cruzar a la orilla contraria.

Han dejado los senderos y sus máquinas empiezan a rodar por pistas hasta llegar a la segunda senda de la izquierda del Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama que intenta sorprenderles con una inicial y fuerte ascensión en sus primeros metros, pero que se modera rápidamente y durante cinco kilómetros acometen un suave ascenso hasta las proximidades de Sevilla la Nueva. Al salir de la zona arbolada, toman el camino de la derecha y, tras subir hasta la M-600, se introducen en Brunete sin grandes esfuerzos y con las zonas embarradas que aún siguen congeladas, habiendo recorrido hasta ese momento 30 km y alcanzada la cota más alta de todo el trazado.


Parque junto al Cementerio (Brunete)


Tras un corto descanso, continúan la marcha hasta Villanueva de la Cañada, por caminos y carriles bicis. Entran en la localidad por la calle Real y, a mitad de población, giran a la derecha por la calle Cristo y siguen rectos por la Avd. de Madrid para llegar junto al campo de Golf. Esta primera opción es buena pues te permite pasar junto al parque situado al lado de la Ermita de San Isidro, en donde hay una fuente donde aprovisionarse de líquido, aunque en esta época poca agua se consume. 

Existe una segunda opción que evita atravesar el pueblo y no circular junto a los vehículos. Al llegar a la rotonda de la M-600, tomaríamos el carril-bici hacia su derecha, en vez de a la izquierda. De esta forma se circunvala toda la población por carril-bici hasta llegar a la rotonda junto al campo de golf.

Un cómodo y favorable descenso junto al Río Aulencia (el cual no es visible al principio) lleva a los atrevidos vikingos hasta una pista que por el lado izquierdo accede al Centro Europeo de Astronomía Espacial, y permite ver el Río Aulencia y el derruido Castillo de Aulencia, más conocido como el Castillo de Villafranca.


Río Aulencia

Castillo de Villafranca

Un leve descanso para contemplar la zona y un rápido encuentro con un jinete sobre una preciosa yegua blanca, hace que estos guerreros monten en sus máquinas y se dirijan hacia el punto donde tienen que vadear el río Guadarrama para pasar a su orilla contraria.

Pero para evitar las frías temperaturas de sus aguas, hacen uso de una de las grandes obras faraónicas galardonada con el Premio Príncipe de Asturías al ingenio arquitectónico: El Puente de los Picapiedra.


Puente de los Picapiedra

Después de admirar esta bella obra de arte, y tras comprobar que aún es posible el paso sobre ella, los vikingos se encaminan a pedalear por los últimos kilómetros del recorrido. Grandes charcos y zonas embarradas son sorteadas con facilidad  y gran destreza por sus bordes junto a gigantescos pinos. El estrecho paso junto al Arroyo de Valenoso les lleva hasta la pequeña depresión donde tienen que vadearlo con  pericia para lo empaparse los pies.

Ya sólo les queda un leve ascenso hasta el antiguo Colegio Virgen del Bosque y salen, de nuevo, a la calle Duero dentro de la Urbanización El Bosque. En unos metros han llegado al punto de inicio de la ruta de hoy. Gran recorrido que muestra la belleza de los alrededores del Río Guadarrama y sus sinuosos senderos en una distancia de casi  50 km.




Para finalizar, y como viene siendo habitual, la ceremonia final viene siempre acompañada de unas frías rubias para celebrar el espectacular día ciclista. La segunda parte de la Operación Turrón llegará después de las uvas.




EL CUADERNO DEL VIKINGO: 

Total kilómetros: 49,400 Km
Tiempo total invertido: 3h 28' 15''
Tiempo en movimiento: 2h 53' 37''
Tiempo detenido: 34' 38''
Velocidad media en movimiento: 17 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 625 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 499 m.
Altitud máxima: 667 m.
Altitud mínima: 485 m.



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PLANO DEL RECORRIDO


by Gerar

viernes, 12 de diciembre de 2014

SEVILLA LA NUEVA, LA ÚLTIMA CONQUISTA

Los dioses quisieron que el día amaneciera soleado y sin viento. Y dado que el frío era muy soportable, los vikingos no quisieron desaprovechar la ocasión de preparar una nueva batalla en una impresionante mañana ciclista. Para ello, cuatro candidato para esta refriega se reúnen en el Parque de las Cruces (Aluche) y deciden llegar por caminos hasta la localidad de Sevilla la Nueva y conquistar la plaza de su ayuntamiento. Largo recorrido que se plantean pero no se asustan al estar curtidos en grandes batallas.

A las 10:15 arrancan con calma y se dirigen hacia el túnel bajo la A-5. Sin darse cuenta, han salido de la urbe y ruedan con destreza campo a través hasta pasar bajo el túnel de la M-40. Grandes extensiones de secarrales les acompañan mientras calientan sus mejores armas. Con un pedaleo constante, y bajo otro túnel, dejan atrás la M-50. Las primeras viviendas les reciben, pero nadie se atreve a mirarles. Saben que en Villaviciosa de Odón siempre les espera una fuerte rampa, como único obstáculo. 

Prácticamente, sin desgaste alguno llegan a la fuente junto a la Casa Cuartel y se integran dentro del tráfico del pueblo. Sin obstáculo que les importunen llegan hasta el Polígono Industrial y pasan veloces junto al Parque de Bomberos, entrando de nuevo en caminos de tierra. Una larga y rápida bajada les lleva al Puente de Hierro, sobre el Río Guadarrama, decidiendo hacer un pequeño descanso para planificar los primeros enfrentamiento contra un terreno rebelde.




Con las ideas claras, atraviesan el puente y giran a la derecha para dirigir sus máquinas rodadoras hasta el segundo cruce señalizado como sendas del Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama y comienza la primera refriega contra un terreno que por momentos se va inclinando más y hace que estos cuatro vikingos se batan con coraje. 

Rápidamente consiguen acomodar sus desarrollos y con tranquilidad van recorriendo los 5 km de subida entre bosques de encinas y pinos. Al finalizar el camino, aparecen las primeras viviendas de su inminente objetivo. giran a la izquierda y entre un bosque frondoso llegan a una zona donde han de enfrentarse a los obreros del Canal de Isabel II que intentan cortarles el paso; pero es tal la velocidad que imprimen a sus máquinas que cuando quisieron darse cuenta, se habían colado en Sevilla la Nueva y conquistaban la plaza de su Ayuntamiento. Objetivo cumplido.





Han hecho casi 40 km, y toca volver por los mismo caminos; pero esta vez, les espera un sobre esfuerzo provocado por la distancia y el perfil contrario de terreno que intentará frenarles. Pero se dan cuenta que salir del pueblo no les ocasiona problema alguno, y una pequeña rampa antes de entrar en el bosque es el único inconveniente que se encuentran. 

Ahora les toca bajar; con fuerza y mucha seguridad imprimen un endiablado ritmo que en muy poco tiempo les sitúa de nuevo junto al río. Mucha culpa de este ritmo la tuvo la bestia de los pedales, conocido en su tribu como Brutus. Algo debió de ver cuando decidió asegurar el camino para que el resto de los vikingos rodaran con seguridad. De esta forma, cruzan de nuevo el Puente de Hierro, y al entrar en la primera urbanización tienen que destrozar una "pared" con sus platos pequeños. 

Una larga subida, que comienza a desgastarlos, les va aproximando a Villaviciosa de Odón y deciden parar junto a la fuente antes de abandonar el pueblo y prepararse para el último tramo. Las horas se van acumulando en sus piernas y aún faltan unas cuantas subidas.





Reanudan la marcha y las fuertes subidas que van superando con gran esfuerzo les lleva hasta  la M-50. Pocos obstáculos les queda, nadie les ve y los pocos obstáculos que se encuentran los superan con gran facilidad. Dejan atrás la Ciudad del Banco de Santander con dos subidas escabrosas y pasan bajo la M-40 para dejarse caer con buen ritmo hasta la A-5

Llegan intacto y con la moral por lo alto al Parque de las Cruces; primero, por haber conseguido conquistar otro pueblo, Sevilla la Nueva; segundo, por haber superado 77 kilómetros con 1047 metros de desnivel acumulado; y tercero, porque saben que les esperan impacientes sus inseparables "rubias".




EL CUADERNO DEL VIKINGO: 

Total kilómetros: 76,60 Km
Tiempo total invertido: 4h 57' 55''
Tiempo en movimiento: 4h 23' 05''
Tiempo detenido: 34' 50''
Velocidad media en movimiento: 17 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 1047 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 864 m.
Altitud máxima: 728 m.
Altitud mínima: 483 m.



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TERRITORIO RECORRIDO:


by Gerar

martes, 21 de octubre de 2014

LAS "HOCES" DE VALDEMORO

Soleada mañana de Octubre. A las 10:00 horas arranca una expedición vikinga desde Valdemoro. Es territorio de "El Juli", y como buen maestro de ceremonias, plantea dejar nuestra huella por los pinares existentes entre Valdemoro y Seseña. A prioi, una ruta "cómoda" para los nueve voluntarios de hoy.


El primer regalo de "El Juli". 

Salen confiados de la población y tras cruzar la M-423 y pasar bajo la R-4, llegan al territorio salvaje que deben explorar. Dos largos pinares se suceden junto a un buen camino que no afecta al ritmo del grupo. Pero durante el paso por el segundo, se le ocurre a "El Juli" pegarse una verónica y hacer subir a todo el grupo por una pared hormigonada, junto al túnel del AVE. Era una forma de probar las fuerzas con su "primer regalo". Unas gominolas endulzan las caras de sufrimiento y, tras bajar por la pared, siguen los guerreros del pedal bordeando el largo pinar.

El segundo regalo de "El Juli". 

La capacidad de reacción de un vikingo es incuestionable. Por eso "El Juli" no avisó y con una tremenda chicuelina situó a los que iban por la derecha del camino ante la presencia de un profundo barrizal. Dos guerreros sucumbieron en el chapapote pero supieron salir airosos aunque algo rebozados, y junto al resto, continuaron la marcha hasta bajar a la Fuente de La Teja.






Siguen rodando junto a los pinares, aprovechando la sombra que les ofrecen y salen de la Comunidad de Madrid para entrar en la de Castilla-La Mancha. Zona de secarrales que no ofrece resistencia alguna. Una pequeña subida asfaltada hasta unas canteras, y una larga recta para llegar hasta la localidad de Seseña. Sin llegar a entrar en el pueblo, la expedición vikinga gira a la izquierda y tras rodar por caminos áridos, hacen un pequeño descanso en la sombra que ofrece el túnel bajo las vías del AVE.




Tras reponer fuerzas, los valerosos guerreros del pedal suben en sus monturas y cruzan las vías del AVE: no por el túnel, lo hacen por un puente. De esta forma se aproximan al último pinar del día. Las fuerzas intactas y la sonrisa en la cara. Pero la sonrisa del maestro de ceremonias esconde cierta picardía.

El tercer regalo de "El Juli".

Esta vez el maestro del engaño se inventa un insólito pase de pecho y sitúa al grupo delante del último pinar: su propuesta es darle toda la vuelta. Las largas rectas han desaparecido convirtiéndose en auténticas hoces de tierra, con un incesante sube-baja y una sucesión de curvas a derechas y a izquierdas. En cada curva se van perdiendo fuerzas pero la sonrisa no desaparece. El coraje de estos expedicionarios vikingos deja huella sobre el terreno y tras bajar un pequeño terraplén, las curvas desaparecen.

Tan solo les queda llegar hasta la R-4 y, tras atravesar la radial por un puente, entran en Valdemoro. La expectación que despiertan en los viandantes les acompaña hasta la Gasolinera Galp, lugar idóneo para que los que sucumbieron en el barro saquen lustre de sus máquinas. Unos metros más abajo, reciben por fin su premio: Unas rubias espumosas y muy frías.




Esta crónica es el testimonio de una magnífica mañana ciclista en la que nueves aguerridos ciclistas desafiaron los envites y "regalos" del Maestro de Ceremonias: "El Juli".


EL CUADERNO DEL VIKINGO: 

Total kilómetros: 42,800
Tiempo total invertido: 3 h 15' 40'' 
Tiempo en movimiento: 2 h 47' 43''
Tiempo detenido: 27' 57''
Velocidad media en movimiento: 15 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 884 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 731 m.
Altitud máxima: 707 m.
Altitud mínima: 476 m.



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EL PLANO DE LA CONTIENDA:



by Gerar

lunes, 9 de junio de 2014

LA EMBOSCADA EN LOS MONTES

Tranquilo desafío el que se han planteado en la mañana de hoy un pequeño grupo de vikingos. Esta vez han sido seis los participantes en esta refriega: Peke, Jose Luis, Casillas, Julián, Juanjo y Gerar. La propuesta era sencilla y, a priori, fácil. Un recorrido circular de unos 50 km que les va a permitir conquistar los tres montes del Oeste de la Capital: El Monte de Pozuelo, el Monte del Pilar de Majadahonda y el Monte de Boadilla.

Con el ánimo por las nubes y con ganas de guerrear arrancan desde el Parque de las Cruces y en una rápida bajada por el carril-bici del Anillo Verde Ciclista se plantan en la Casa de Campo. Conocido y dominado terreno para estos vikingos que optan por bordear la valla por el lado izquierdo, atravesando un pequeño y divertido sendero y subiendo junto a la valla. Los toboganes tratan de frenarlos pero no tienen los desniveles necesarios; ni tan siquiera la subida a la torre eléctrica. Tras bordear las vías del Cercanías, salen de la Casa de Campo por un pequeño paso y se encuentran con su primer impedimento: la carretera M-503. Pero un vikingo siempre encuentra una solución, y ésta tiene forma de escaleras y un paso bajo la carretera. De esa forma, llegan a Aravaca.




Siguiendo el curso del Arroyo de Pozuelo, y camuflados por su vegetación y por el parque lineal que les regala una agradable paseo, llegan hasta la localidad de Pozuelo de Alarcón. Haciendo uso de sus calles y carriles bicis, se plantan ante la entrada al primer monte: El Monte de Pozuelo. Para un vikingo lo desconocido es un reto. Adentrarse en un sombrío bosque y surcar sus estrechos caminos, sin que el sol apenas les roce es todo un espectáculo. De esa forma llegan hasta el Monte del Pilar de Majadahonda y por pequeños caminos y rápidos senderos pasan junto al Centro de recuperación de animales salvajes (GREFA) y se dirigen hacia las proximidades de la Estación de Cercanías de Majadahonda. No hay camino ni sendero que les haga bajar el ritmo; y entre pinares y encinares llegan a la salida de este fabuloso Monte.




Hasta el momento nada les ha parado. Están frescos, fuertes y con ganas de pelea. Atraviesan la Urbanización el Pinar del Plantío sin oposición de los vigilantes; y por el carril-bici de la M-515 consiguen acceder al puente sobre la M-503. En ese momento, otean una gasolinera. Su instinto de supervivencia les hace asaltarla y apoderarse de todo el agua que encontraban a su paso. Un poco de aire en las ruedas y continúan camino de su siguiente monte.

Dicen que la curiosidad mató al gato, y estos valerosos vikingos bajaron la guardia ante unos rápidos y estrechos senderos. Por fin una zona divertida, fuertes bajadas y rápidas subidas, veredas imposibles, mucha vegetación, y ¡¡¡ZAS!!!, Julián por los suelos. La trampa era perfecta. Destinada para dejar KO a un humano. Pero para desmontar definitivamente a un vikingo se necesita algo más. No es oposición un tronco en medio del camino para echar atrás a estos guerreros. Como Obelix en la Galia, un golpe en la testa no frena la contienda. La caída quedó en anécdota y una muesca para el casco.






Tras cruzar el puente del arroyo llegan a la entrada al último Monte: El Monte de Boadilla. Largo y lineal bosque de encinas, no tan frondoso como los anteriores, pero muy rápido. Desnivel favorable y alta velocidad. Están desbocados y con ganas de pelea. La M-513 intenta pararles pero se deshacen de élla pasando por debajo junto al Puente de Piedra. Prosiguen su incontrolado ritmo para asombro de los caminantes. Pero casi al final del monte giran a la izquierda y se enfrentan a uno de los últimos desafíos de la ruta: la subida a la Urbanización MontePríncipe. Una larga ascensión de casi dos kilómetros, con un pequeño tramo inicial del 18 % y una subida "templada" hasta el final hace que el pelotón vikingo se estire.






Hay que recuperar fuerzas y oxigenar el cuerpo. El entorno merece un descanso y hay que preparar el asalto a la Urbanización. Van a dejar atrás un gran pulmón verde. ¡Qué privilegio poder llegar hasta aquí sin coger el coche!




Por un camino paralelo a la valla, los vikingos llegan hasta una pequeña puerta no vigilada que accede a las calles de esta urbanización. No hay coches, ni personas, tan solo grandes mansiones. Las barreras vigiladas no ofrecen obstáculos y consiguen llegar al nudo de la M-501. Así, entran en el Polígono Industrial el Ventorro del Cano y, tras atravesarlo, salen a los secarrales donde el vikingo José Luis se despide y toma dirección a San José de Valderas.

Los cinco que quedan no bajan el ritmo. El terreno, muy seco y sin sombra es favorable. Pasan bajo la M-40 y el espectáculo de la gran ciudad en el horizonte les hace inmortalizar el momento:




La larga y rápida bajada les conduce hasta las inmediaciones de la Ciudad de la Imagen; y unos metros más adelante atraviesan el Arroyo de Valchico, hoy sin agua. Última refriega al tener que subir la pequeña rampa, pero la sortean de uno en uno para adentrarse en la Gran Ciudad.




Sin mas sobresaltos estos héroes del pedal llegan al Parque de las Cruces. Han solventado todas las pequeñas dificultades que encontraron durante estos 50 kilómetros y que les han permitido contemplar la belleza de los montes. Y, que además, les ha recordado que para entrar en combate contra el terreno es imprescindible ir protegidos: caso-gafas-guantes. Por último, el premio que todo guerrero espera: esas rubias fresquitas para sellar una buena mañana ciclista.






EL CUADERNO DEL VIKINGO: 

Total kilómetros: 49,100
Tiempo total invertido: 3 h 39' 
Tiempo en movimiento: 2 h 52' 33''
Tiempo detenido: 46' 27''
Velocidad media en movimiento: 17 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 633 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 582 m.
Altitud máxima: 746 m.
Altitud mínima: 580 m.



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TERRITORIO CONQUISTADO:


by gerar

martes, 8 de abril de 2014

EL ASALTO AL MONASTERIO

Una de las mejores armas de los estrategas es "el camuflaje". Gran técnica que te hace pasar desapercibido hasta que decides aparecer. Y, exactamente, eso es lo que ha hecho hoy este fabuloso grupo de guerreros: los vikingos.

Una osada propuesta que les hace partir desde el Parque de las Cruces (Aluche) hasta San Lorenzo de El Escorial, con el único objetivo de "asaltar el Monasterio". Seis vikingos y un invitado son los elegidos: Richi, Gerar, Ricardo, Roberto, Casillas, Juan Carlos y Juan.

A las 09:40 horas de un día muy soleado ponen en marcha sus máquinas rodadoras y se integran en el tráfico de la Avenida de los Poblados hasta llegar a la rotonda bajo la M-502, giran a la izquierda y, por el arcén de la M-511 se aproximan hasta la primera rotonda de la Ciudad de la Imagen. Giran a su derecha y son recibidos por un pequeño carril-bici que les saca del tráfico rodado de la ciudad.

A partir de este punto ponen en práctica la técnica del "camuflaje", Deciden sortear todas las urbanizaciones del Oeste de Madrid, sin ser vistos, bordeándolas y evitando un enfrentamiento con sus "humildes" residentes. Caminos que las perimetran les invitan a rodar reservando energías para más adelante. Pasan Prado de Somosaguas y La Finca. Tras pasar bajo la M-40, bordean La Cabaña hasta llegar a los límites de Monte Alina. Siguen por estrechos caminos y ante el asombro del vigilante de control de Monte Claro, saltan un muro para perderse por escondidos senderos y bordear esta última urbanización hasta llegar al Monte de Boadilla.

Dejando a su derecha los campos de golf de Majadahonda, sufren la primera acometida del terreno en forma de "falso llano". Pero no es obstáculo. Sin esfuerzo pasan sobre la M-50 y, como auténticos gladiadores, se pasean por la Urbanización Ciudad Bonanza, sin que nadie haya sido capaz de pararles.




A su paso bajo la M-503 la sierra nevada les saluda y les regala una larga y rápida bajada hasta el Río Guadarrama, pudiendo observa a la izquierda el Castillo de Aulencia



El carácter depredador de esta estirpe de guerreros les hace guarecerse bajo las plataformas de la M-503 para aprovechar la sombra y el frescor de las aguas del río y realizar un primer avituallamiento. Llevan recorridos 22 kilómetros recorridos y no han encontrado obstáculos. Agazapados junto a las aguas se preparan para las sorpresas que, a partir de ahora, les tenga preparado el terreno. Toca subir.




Continúan la marcha subiendo al corto arcén de la M-503 y se introducen en una macro urbanización: Villafranca del Castillo, perteneciente a la localidad de Villanueva de la Cañada. Son recibidos con cierta hostilidad. Sus empinadas calles les hace trabajar, pero consiguen salir airosos de todas las rampas. 

Un cómodo y tranquilo camino de tierra les sitúa a los pies de Villanueva del Pardillo. Bordean el pueblo por su izquierda y no encuentran resistencia. Todo son facilidades: un pequeño carril-bici para llegar y un tranquilo camino para salir. Pero la sorpresa y el "campo de batalla" les espera al pasar unos hangares. El cebo es una antigua y ruinosa carretera asfaltada que, poco a poco, se va empinando y durante unos tres kilómetros consigue que el grupo vikingo se estire y se produzcan enfrentamientos individuales. Pero consiguen salvar este escoyo y, agrupados, salen de la trampa asfaltada. La frondosidad de los árboles y el verdor del paisaje les acompaña mientras ruedan por buenos caminos hasta la localidad de Colmenarejo.

Salvada una de las zonas conflictivas del recorrido, los vikingos se preparan para disfrutar. Lo que a partir de ahora les espera es un regalo para los amantes de la bicicleta. Primero, se toman un pequeño descanso junto a la Ermita de la Virgen de la Soledad. Sus verdes praderas y su fuente de fresca agua les invita a realizar otro avituallamiento, tras 40 kilómetros de recorrido.

Ermita de la Virgen de la Soledad

Vistas desde el mirador



Una larga bajada les lleva hasta el Embalse de Valmayor, y en su lado opuesto observan "su botín", el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. ¡Ya falta poco!




Embalse de Valmayor

La humedad que proporciona el embalse, la borrachera visual que ofrece este entorno y una continuidad de sinuosos senderos bordeando las aguas llevan al grupo vikingo hasta una pasarela en desuso que sirve de dique al Embalse de Los Arroyos y que da continuidad a sus aguas hasta el Embalse de Valmayor.


Embalse de los Arroyos. Al fondo, los límites de las urbanizaciones de Collado-Villalba



Embalse de Valmayor
Después de disfrutar visualmente, ahora toca hacerlo con los pedales. Nada mas salir de la pasarela los vikingos se introducen en un largo y serpenteante sendero escondido entre la frondosidad de los árboles y junto al Arroyo Ladrón, siempre dejando a la derecha los límites de Collado-Villalba. Pero antes de dejar atrás esta localidad, los guerreros han de vadear el arroyo, demostrando una envidiable destreza.




Poco a poco se van aproximando a su destino. Las vías del tren les acompañan, y les lleva a un entramado de caminos protegidos por cercas. Pero el camino se resiste y les regala una gran balsa que deciden vadearla, casi sin mojarse, y  un "caudaloso río de aguas bravas" procedente de aperturas temporales de acequias que no les deja otra opción que vadearlo montados en sus bicicletas (no hay imágenes del "río", había que salir airosos de esa encerrona).




El pueblo de El Escorial está muy cerca, pero aún no lo ven, siguen camuflados entre la naturaleza. Han salido airosos del "baño de agua" y continúan pedaleando y observando las tranquilas reses pastando en los verdes campos. Las fuerzas van mellando a algunos guerreros pero el premio esta muy cerca.

La técnica del "camuflajes" les recompensa saliendo del camino a las calles de El Escorial. Agrupados se preparan para la última batalla. Dentro del casco urbano pasan por debajo de las vías del tren y se disponen a subir hasta el Monasterio. Ya no hay estrategias, la sorpresa es su baza y la lucha contra las largas y empinadas calles hace que el enfrentamiento sea individual. Uno a uno, los vikingos sufren sobre sus sillines y sortean el asfalto y el adoquinado hasta conseguir su objetivo. Asaltan el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial ante la sorpresa de una multitud de jóvenes turistas.




Las indumentarias vikingas se dejan ver junto al Monasterio. Poco a poco los héroes ciclistas se van agrupando tras superar el largo y agotador, pero reconfortante ascenso. Como premio, una foto para el recuerdo:




El botín previsto para hoy ya ha sido capturado. Otros guerreros se conformarían con ello, pero estos vikingos son insaciables y saben que el verdadero botín aún les está esperando. Por muy lejos que se vayan "ellas" no les abandonan, siempre les esperan. Las rubias fresquitas les reciben en el Restaurante Parada y Fonda donde dan gusto al paladar disfrutando de las viandas de la zona y finalizando así la fantástica ruta de hoy que les ha hecho recorrer 60 kilómetros por caminos y senderos. El regreso, en Cercanías de RENFE. 





EL CUADERNO DEL VIKINGO: 

Total kilómetros: 58,50
Tiempo total invertido: 5 h. 04'
Tiempo en movimiento: 3 h. 55' 04''
Tiempo detenido: 1 h. 08' 56''
Velocidad media en movimiento: 15 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 1063 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 825 m.
Altitud máxima: 1026 m.
Altitud mínima: 554 m.



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DE LOS VIKINGOS


PERFIL DE LA RUTA:





EL PLANO DE LA BATALLA




by Gerar