Un cielo azulado, un tiempo que
presagiaba calor y una ausencia total de viento han compuesto el perfecto
escenario para que Quijorna recibiera a los aguerridos vikingos. Esta vez han
sido seis valerosos guerreros los que se han dado cita en la Plaza del Ayuntamiento
con la intención de rodar por sus inmediaciones y comprobar un nuevo recorrido
circular que estaba previsto para hoy.
La salida del pueblo se torna
exigente para unos músculos aún fríos, pero las máquinas rodadoras hacen su
trabajo y coronan el ascenso entrando en la localidad de Brunete. Un fugaz paso
por sus calles y se dirigen hacia el entorno del Parque Regional del
Guadarrama, dejando a su izquierda la localidad de Villanueva de la Cañada.
Un bonito descenso entre
encinares les sitúa frente al Castillo de Villafranca. Vetusta y solitaria
edificación que da nombre a una enorme urbanización que, en poco tiempo, va a
recibir a estar hordas vikingas.
Con un enérgico pedaleo se
posicionan en las cercanías del Río Guadarrama y dejan el camino principal para
bajar al río, cuando un manojo de alambre de espino quiere truncar la marcha de
los vikingos y se introduce en la horquilla de una de las bicicletas. Por
suerte, no rajó la cubierta y tan solo hubo que cambiar la cámara, con líquido
antipinchazos, que quedó inservible. Un problema para el resto del recorrido.
Unos metros más adelante se
encuentran con una de las joyas arquitectónicas del MTB: el Puente de los
Picapiedra. Faraónica estructura de madera, recientemente reparada, que permite
pasar a la orilla contraria del río Guadarrama. Un rápido refrigerio y
continúan la marcha.
Los frondosos senderos del margen
izquierdo del río Guadarrama provocan un acelerón en la marcha vikinga en este
entretenido y bello paraje. Varios kilómetros de pedaleo llegan al puente de
hierro de la M-503. Sin pausa, suben a la calzada y entran en la gigantesca
urbanización de Villafranca del Castillo.
Otro ataque a las huestes
vikingas viene en forma de abrojo. Otro pinchazo en la rueda averiada. Otro parón
que no impide una rápida reparación y vuelta a la ruta. La salida de la
urbanización es una larga bajada que, al paso por un pequeño aeródromo junto a
Villanueva del Pardillo, se convierte en una constante y larga ascensión por
una calzada de hormigón degradado y muy bacheado.
Con las pulsaciones recuperadas
emprenden la bajada hasta el Embalse del Río Aulencia, por un camino que se
torna intransitable en algunos puntos. Con la técnica del empujebike los
vikingos sortean todas las dificultades y se plantan junto al dique del viejo y
contaminado embalse.
Las sorpresas no han acabado. Tras
pasar por el estrecho puente del dique, tres bicicletas reciben la inoportuna
visita de abrojos. Otra larga parada para intentar reparar las ruedas. Pero ya
se están acabando las cámaras de repuesto, los parches, el pegamento, etc. Hay
que improvisar. Aún queda 15 kilómetros y los caminos y senderos tan secos son
el peor enemigo para las ruedas vikingas.
Pero la imaginación de estos
vikingos no tiene fin y, con dos pequeñas bridas, el guerrero Juancar aísla el
último pinchazo por reparar y consiguen proseguir su marcha; no sin antes
encomendarse al dios Odín para que les proteja de los abrojos en el resto de la
ruta.
La fuerte subida hasta Valdemorillo no merma las fuerzas de estos incansables ciclistas y pasan raudos por el pueblo, aprovisionándose de agua, siguiendo en dirección a su destino con otra constante ascensión.
El tiempo se les echa encima y
toca descender. Estaba prevista la visita a algunas de las reliquias de la
Guerra Civil (cuevas, grutas, bunquer). Pero lo dejan para otro día y
emprenden el rápido, largo y técnico descenso hasta el final de la ruta.
Por fin consiguen finalizar esta
preciosa ruta con un último pinchazo estando ya dentro del pueblo. Un trazado
que no llega a los 47 kilómetros y que les ha hecho rodar por una gran variedad
de caminos y que les ha hecho disfrutar del entorno del Parque Regional del río
Guadarrama y del entorno del Embalse del río Aulencia.
Pero como es costumbre, una ruta
vikinga siempre acaba con la compañía de unas “frías rubias” y con la
degustación de los manjares de la zona. En este caso, obligada visita al
Restaurante El Águila para disfrutar del famoso cocido con garbanzos de
Quijorna.
Fin de la jornada de mountain
bike que estos guerreros vikingos han disfrutado. No te pierdas la próxima.
EL CUADERNO DEL VIKINGO:
Total kilómetros: 46,50 Km
Tiempo total invertido: 4 h 12' 57''
Tiempo en movimiento: 2 h 57' 46''
Tiempo detenido: 1 h 15' 11''
Desnivel acumulado descendiendo: 621 m.
Altitud máxima: 874 m.
Altitud mínima: 451 m.
DESCÁRGATE EL TRAK
DE LOS VIKINGOS
Velocidad media en movimiento: 15,7 km/h
Velocidad máxima: 49 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 747 m.
By Gerar
No hay comentarios:
Publicar un comentario