miércoles, 18 de diciembre de 2013

VIKINGOS versus TIGRES

Con la excusa de "soltar un poco las piernas" un grupo de vikingos deciden reunirse en una fría y húmeda mañana en la Avenida de los Poblados. Esta vez son seis valientes que no temen al frío, Gerar, Casillas, Rubén, Roberto, Juan Carlos y Santiago emprenden camino hacia la Casa de Campo. Su verdadero objetivo es otro. Tienen que encontrar a dos gigantescos tigres que, al parecer, viven en ese gran bosque; y de paso, subir a la Dehesa de la Villa para "seguir soltando las piernas".

Como todo lo bueno tiene su precio, primero han de calentar sus máquinas por el carril bici del Anillo Ciclista, pasando por el Parque de las Cruces y por el Parque de Arias Navarro. Con los cuerpos aún fríos llegan a las primeras "zetas" que les coloca sobre la A-5. 

Entran en la Casa de Campo y ruedan por caminos y sendas hasta el Parque de Atracciones, siguiendo la senda junto a la valla del Metro. Divertido recorrido que hace subir la temperatura de los mas fríos. Y para no perder el gusto a este tipo de senderos, continúan junto a los rápidos y no menos divertidos junto al Arroyo Meaques. Llegan de esta forma a la Glorieta de Patines y siguen por caminos para entrar en el Paseo Azul, detrás del Lago. Como el gusto por los senderos ha calado en el grupo, pasado el Lago toman uno  rápido  que les lleva hasta la Plaza de las Moreras

Para poder cazar a dos ejemplares de tigres hay que adentrarse en lo profundo del bosque; por eso, a partir de la Plaza de las Moreras no existen vehículos motorizados, tan solo las máquinas rodadoras de los vikingos son capaces de llegar a los caminos paralelos a las vías del tren. Buen sitio para comenzar la búsqueda, aunque el constante sube y baja les hace reservar fuerzas para la cacería que les espera.

Al llegar al puente, le cruzan y bajan paralelos a las vías hasta entrar en la carretera del Cerro de  Garabitas. Otra ascensión que hay que coger con prudencia; larga y constante hasta la llegada a la fuente en donde reponen energías y acumulan algo de agua. El tiempo pasa y los tigres no aparecen. Hay que adentrarse mas a fondo por el bosque. No les queda mas remedio que aguantar las subidas y las rápidas bajadas que van encontrando hasta llegar a la Carretera del Zarzón






Tras cruzar la última carretera asfaltada emprenden una subida y se encuentran con una valla. La realidad se les viene encima. Hoy no van a luchar, y mucho menos van a llevarse los tigres como premio a su valentía ¡qué desilusión!. Los han encontrado; sí, pero tras una alta valla: el Zoo de Madrid. Uno marrón, el otro albino, separados de la valla por un gran estanque. Aún así, eran animales cobardes y no fueron capaces de mirar a los ojos a los vikingos. Otra vez será.





Los delfines escondidos en sus instalaciones hacen que los vikingos no se detengan. Pero hay que aprovechar la mañana. Un buen recorrido por la senda ecológica y los puentes del Arroyo Meaques, sobre todo el de la Culebra, les hace disfrutar del entorno. Suben hasta el carril-bici del Anillo Ciclista y vuelven a recorrer los senderos junto al Parque de Atracciones y los del Arroyo Meaques. El objetivo, ahora, es coronar la Dehesa de la Villa.

Llegados al puente ferroviario, se cuelan por los puentes del Anillo Ciclista que evitan las autovías. Tras pasar sobre la M-30, dejan el Anillo y giran a la derecha, en sentido inverso  a los coches de la carretera, pero rodando por un sendero. Al llegar a la calle de Sinesio Delgado tienen que pelear con el terreno irregular y pedregoso en algunos puntos. Aprietan los dientes y van subiendo entre pinos hasta bajar por un estrecho y técnico sendero que luego tendrán que subir. Por la acera llegan al paso de peatones y tras cruzarlo se introducen en el bosque de la Dehesa de la Villa. Una larga y constante ascensión por pista pavimentada les lleva a coronar la subida hasta el corte junto a la calle de Francos Rodríguez. Momento de descanso y avituallamiento.




La cota más alta de la ruta ha sido dominada. Ahora toca bajar. El frió no consigue detenerlos y tras un rápido descenso tienen que enfrentarse al pequeño pero empinado repecho con sus salientes raíces, ofreciendo batalla. Uno a uno van subiendo y, aunque alguno tuvo que echar algo mas que el pie a tierra, todos consiguen pasarlo. Otra rápida bajada les lleva a los puentes sobre las autovías y se adentran en la Casa de Campo.

No hay tiempo para descansos. Las rubias les esperan. Pero para variar el recorrido suben hasta Aluche por la Avenida de Portugal. Carril-bici junto a la Casa de Campo y una larga y constante ascensión hace recordar a alguno que en las batallas en las que las máquinas rodadoras se enfrentan  a subidas exigentes, siempre hay que reservar energías, porque la peor subida está por llegar. Aún así, el grupo vikingo permanece compacto y llegan al puente de la A-5.

El recorrido ya no ofrece dificultad y tras subir por la calle de Valmojado y pasar bajo el Metro de Aluche, los valerosos vikingos, que no temen al frío ni a los tigres, atraviesan el Parque de las Cruces y reciben su mejor recompensa. Un grupo de rubias muy frías les están esperando en el Merendero el Madroño. Se lo han ganado:




Muy buena ruta con unos 60 km de subidas y bajadas en un entorno envidiable, naturaleza pura. ¿Quién dijo frío?. 


EL CUADERNO DEL VIKINGO:

Total kilómetros: 60,20
Tiempo total invertido: 4h 15' 07'''
Tiempo en movimiento: 3h 19' 57''
Tiempo detenido: 0,55'
Velocidad media en movimiento: 17 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 997 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 969 m.
Altitud máxima: 713 m.
Altitud mínima: 444 m.

PERFIL DE LA RUTA:







PLANO DE LA CONTIENDA:



By Gerar

lunes, 2 de diciembre de 2013

EL ASEDIO DE MADRID

Llega el frío y las heladas despiertan a los madrileños. A pesar de eso, los vikingos no descansan. Siempre moviéndose por la periferia, caminos, ríos, senderos, etc...; pero hoy toca conquistar Madrid; asediarla por todos sus costados, bordearla en su totalidad para completar todo el perímetro. Y que mejor zona para hacerlo que su Anillo Verde Ciclista.



Los vikingos nocturnos, Rivas y Gerar, se unen a los mañaneros Palomares, Javi, Zorzito y Rosi en la Avenida de los Poblados, haciendo un alarde de puntualidad. A las 10:30 parten con sentido a Vallecas. Escaso viento, sol y mucho frío les acompañan casi todo el camino. De esta forma, van dejando atrás el 12 de Octubre y entran en el Parque del Manzanares, pasando bajo el túnel de la China.
Hasta ese momento la orografía era muy favorable, pero la subida a Vallecas y la larga, aunque no dura, ascensión junto a la Avdª de Miguel Hernández les hace empezar a sudar. Poco a poco se aproximan al Puente de la A-3. Dejan atrás Vallecas y, sin dificultad, entran en Moratalaz. Siguen ascendiendo en una fría mañana. El grupo se mantiene compacto, pero Javi se descuelga; su ritmo es algo mas bajo. Tras esperarle, el amor propio del vikingo le hace superarse y, dejando perplejos al grupo, demarra y se aleja en el horizonte.
Así discurren los kilómetros por el distrito de San Blas. Larga recta junto a la M-40. Llegan al desvío, pero Javi ha seguido de frente y ha de dar la vuelta por estar el Puente de la Peineta cortado. Otra vez reagrupados, los vikingos llegan hasta el Estadio inacabado de la Peineta, llevándose un recuerdo de ese momento.




La bajada hasta Canillejas no ofrece problemas y el grupo pasa sobre el Puente de la A-2 para ascender, junto a la M-40, hasta el Campo de las Naciones. Siempre pegados a la M-40 llegan hasta el Puente sobre la M-12,  y se dirigen, junto a las cocheras de la EMT, hasta Sanchinarro. La larga recta de la Avd. de Niceto Alcalá Zamora les lleva a cruzar el Puente de la A-1 y entran en Las Tablas. Nada les detiene, nadie les adelanta y prosiguen pedaleando, descolgándose de nuevo Javi.
Al final de la c/ Portomarín llegan a la cota más alta de la ruta y, junto al Edificio del BBVA, deciden esperar al rezagado.






La unión hace la fuerza y los kilómetros son mas fáciles de superar. La única oposición que han encontrado es el frío, y ya está superado. Toca bajar. Javi se emociona y vuelve a demarrar. Así, pedalada a pedalada, llegan a a Tres Olivos; y tras cruzar el Puente de la M-607 el grupo vuelve a agruparse y en poco tiempo atraviesan Montecarmelo.
Todo es bajada. El ritmo es rápido. El grupo se mantiene compacto hasta la llegada a la Avdª del Cardenal Herrera Oria. Al cruzar por el paso de peatones, Zorzito enseña a los incrédulos conductores como se camufla un vikingo bajo el asfalto. Cuerpo y bicicleta caen al suelo en una sincronización perfecta. Y con la arrogancia de un ser superior, Zorzito se incorpora, saluda a la afición y reanuda la marcha.
Tras pasar la c/ Arroyofresno se van dirigiendo a la M-30. La cruzan, al igual que hacen con la A-6 y por la ribera del Río Manzanares se aproximan  a la Casa de Campo.  Después de pasar por el Puente de la M-500, cambian los edificios por el bosque. Han llegado a la Casa de Campo y se detienen en la zona de descanso para reponer agua y, para volver a esperar al rezagado Javi.








 Lo que sucedió a continuación es difícil de explicar. No se sabe si fue orgullo vikingo, el amor propio de un guerrero o la ingesta del Bálsamo de Fierabrás, que tan famoso hizo el ilustre hidalgo. Pero, tras agruparse de nuevo el grupo, y después de un leve descanso, no se habían sentado aún algunos de ellos en sus monturas cuando observaron el último demarraje del increible Javi. Solamente les dio tiempo de ver la gran humareda que produjo sus ruedas sobre el asfalto de la Casa de Campo y la figura de Javi y su bicicleta se volatilizaron entre los árboles.
Las prostitutas de la Pza. de las Moreras solamente indicaban, asustadas, la zona por donde vieron pasar "una luz". Nadie supo que pasó. Si fue la violencia de su pedaleo, o que cambió la tierra por el cielo. Las cotorras argentinas no salían de sus nidos y se quedaron mudas. El caso es que el grupo de vikingos tuvo que continuar sin volver a ver al eterno rezagado.
Rosi les deja en Madrid Río, y los cuatro supervivientes cruzan toda la Casa de Campo para llegar a Aluche. Tras pasar bajo el Metro, entran en el Parque de las Cruces y en esa zona los vikingos Rivas y Gerar finalizan el recorrido. Palomares y Zorzito continúan por la Avenida de los Poblados con la esperanza de saber que fue del "eterno rezagado".
Así fue como finalizó la hazaña de hoy. El asedio a la gran urbe, la Capital. Sus casi 63 kilómetros de perímetro fueron cubiertos en unas 3 horas y cuarto de pedaleo, desafiando al frío y finalizando, como siempre, en compañía de una buena y fría rubia.




 EL PERFIL DEL ANILLO VERDE CICLISTA 

Sentido de las agujas del reloj