Tras un largo periodo de hibernación, en donde las reservas de energías y las copiosas comidas han dejado factura en el contorno abdominal de los vikingos, hoy ha llegado el día de desentumecer los músculos para ir preparando ese cuerpo sobrehumano de que están dotados de cara a futuras batallas. Y, aunque la mañana no se presentaba muy alentadora para subirse en una bicicleta, estos guerreros han decidido desempolvar sus máquinas rodadoras y calentar piernas bajo una niebla muy densa.
Nada mejor para comenzar a rodar que hacerlo por territorio conocido, y una buena zona es el TERRITORIO CAMUÑAS. La zona de Humanes de Madrid va a ser testigo del arranque de temporada de siete temerarios vikingos que no se dejan amedrentar por simples cuestiones meteorológicas. Siete quedaron a las 10:00 de la mañana: Camuñas, Richi, Carmona, Gerar, Casillas, Julián y Terrón.
Por sus ganas de pasarlo bien, y por el valor de subirse a una bicicleta en una mañana como la de hoy, bien podríamos llamarlos: LOS SIETE MAGNÍFICOS.
No fue muy trascendente la niebla, tan sólo impedía ver el horizonte, pero el impetuoso rodar por los blandos caminos les hizo pasar por la localidad de Moraleja de Enmedio y los llevó hasta el Arroyo de la Arrollada, en donde tuvieron un pequeño percance en forma de pinchazo.
Siguiendo el curso del Arroyo, atravesaron Arroyomolinos y bajaron hasta el Río Guadarrama, debiendo de vadear el arroyo sobre unas heladas aguas. La subida hasta Cotorredondo les calentó las piernas, pero con un incesante pedaleo empezaron a bajar un largo, pronunciado y sinuoso sendero que propició la anécdota de la jornada. Un humano se pensaría tres veces adelantar en una trialera de estas características, pero un vikingo ni se lo plantea, y mucho menos el temerario Julián que, en un alarde de acrobacia, nos deleitó con el "vuelo vikingo" y su aterrizaje en la linde del sendero. Los vecinos de Cotorredondo aún desconocen qué fue lo que provocó el fuerte temblor que sintieron en sus viviendas.
Tras recorrer toda la ribera del Río Guadarrama, deciden reponer fuerzas y rememorar tan espectacular "vuelo".
Con el ánimo y las fuerzas renovadas, continúan su marcha y encaran la subida que los lugareños llaman "el mortirolo". Pero para esta estirpe ciclista, tan solo fue "un falso llano" que con un desconocido ritmo solventaron sin problemas.
Tan solo les quedó llanear para pasar por Moralajea de Enmedio y llegar de nuevo a Humanes. Después de dar un lavado a las bicicletas, por gentileza de Camuñas, llegaron al punto final de la ruta. Como siempre, unas frías "rubias" les estaban esperando en el coche de Richi, para dar paso a la degustación de los manjares de esta zona.
Fin de la jornada vikinga. Un buen recorrido para calentar las piernas y con el ánimo de repetirlo en poco tiempo.
EL CUADERNO DEL VIKINGO:
Velocidad media en movimiento: 15,9 km/h
Velocidad máxima: 40 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 663 m.